lunes, 4 de febrero de 2013

EL PAPEL DE LOS ESTUDIANTES EN LA LUCHA

Desde la “genuina” aparición del sindicato mayoritario de los estudiantes gran parte de las luchas anteriormente emprendidas, casi todas de forma individual, han caído bajo el yugo del reformismo.
Toda democracia que se precie cuenta con una aristocracia obrera, con sus respectivos representantes (sindicatos / partidos mayoritarios), que hagan el paripé de luchar por y en el nombre del proletariado. Hay que destacar, que dicha bestia aletargada por la paz social, no se despereza en forma de huelgas, rebeliones cívicas, manifestaciones…
Por lo tanto, esta capa de obreros inculcados en el renegar de los intereses de su clase, la obrera, echan a andar un discurso diferente al de los intereses del pueblo y cuando aparecen en escena, la de la agitación social, represión, desahucios, etc. Se prestan a avivar las brasas de la clase obrera, seguido de una serie de peticiones de corte reformista que no cuestiona ningún problema de fondo.
Sin quedar otra opción que ir a la zaga de estos sindicatos, los que ya han sido consagrados por el poder, puesto que hacen la misma labor práctica de reformar las reformas de una máquina a la que sólo cabe destruir si lo que se busca es el verdadero progreso y bienestar. Nos ha llevado a comprender que su acción solo ha servido para solventar las inquietudes y el espíritu de muchos jóvenes revolucionarios, que entienden que las necesidades de un pueblo no son resueltas mediante reformas y mejoras económicas del sistema que les oprime.
                                           ¡No dejes que el árbol te impida ver el bosque!

El papel que desempeñan los estudiantes (obreros en formación) en las actuales luchas, debe ser un papel crítico con el sistema capitalista y por ende con el sistema de enseñanza, un organismo más, creado para el encuadramiento de sucesivas generaciones en el sistema actual de producción; mediante la alienación económica e ideológica.
Debemos ir más allá, desmarcarnos de las luchas reformistas, compartir una previa teoría revolucionaria con la que poder emprender el camino hacia la formación de un movimiento que traiga lo nuevo y deje de lado lo viejo. Que no solo sea revolucionario de nombre; es decir, que suponga un pensamiento antagónico y una dura oposición al discurso oficial.
Y con esto, recuperar la voz en la lucha por la emancipación de los obreros y obreras de todo el mundo, y, además, comprender nuestra responsabilidad histórica de ser la llama que lo enciende todo.
                                                               
                                                                 ¡Organízate y lucha!
“Bestias que pactan por la paz social”